Durante un simple estiramiento, un hombre sintió inesperadamente un dolor agudo en el brazo; lo que los médicos descubrieron posteriormente podría sorprenderle.

Los primeros años de Alain estuvieron marcados por circunstancias familiares inusuales que marcaron profundamente su personalidad y su perspectiva de la vida. Su padre, un hombre ambicioso, se arriesgó en el mundo del espectáculo abriendo un pequeño cine en la ciudad. Este emprendimiento trajo ilusión y una sensación de novedad al hogar. Mientras tanto, su madre trabajaba en el mismo cine como cajera, compaginando sus tareas domésticas con el trabajo.
Desafortunadamente, la estabilidad infantil de Alain duró poco. Cuando tenía solo tres años, sus padres se separaron. Esta separación introdujo cambios importantes en su joven vida y marcó gran parte de su formación. Sus padres finalmente se volvieron a casar, lo que significó que Alain tuvo que adaptarse a la dinámica de una familia ensamblada, a nuevos hermanos y a diferentes condiciones de vida.
Su padrastro se ganaba la vida trabajando en una carnicería, y la madre de Alain se unió a él en este oficio, dejándole poco tiempo para su hijo. Para asegurar su cuidado, la familia contrató a una niñera. Gracias a esto, Alain pasó gran parte de su infancia entre dos hogares, aprendiendo a desenvolverse en las diferentes normas, expectativas y entornos emocionales familiares.
Creciendo entre dos mundos
Al principio, el joven Alain encontró emocionante su inusual situación. La novedad de tener dos familias y dos hogares aportó una sensación de variedad a su vida. Disfrutaba de las diferencias entre los hogares, observando los distintos estilos de crianza y adaptándose rápidamente a las nuevas rutinas.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la emoción se desvaneció. Alain comenzó a sentirse abandonado. Luchó contra la sensación de que nadie le prestaba la debida atención. Sus padres y padrastros estaban ocupados construyendo sus nuevas vidas, y su madre solía estar ocupada con su trabajo en la carnicería. Aunque la niñera le proporcionaba estabilidad, Alain anhelaba el cuidado personal y la conexión emocional que los niños suelen anhelar.
Esta sensación interna de abandono comenzó a afectar su rendimiento escolar. Alain tuvo dificultades académicas, perdiendo a menudo la concentración y la motivación. Su lado travieso surgió como respuesta a la falta de atención que sentía en casa. Con frecuencia se metía en problemas, haciendo travesuras y poniendo a prueba los límites. Este comportamiento finalmente le llevó a medidas disciplinarias, y Alain fue expulsado de varias escuelas.
Su educación se convirtió en una puerta giratoria, y cada nueva institución representaba otro intento fallido de encajar. En lugar de prosperar, sus años escolares se fragmentaron, reflejo de la turbulencia que sentía en su interior.