Compré shawarma y café para un hombre sin hogar. Me dio una nota que lo cambió todo.

Compré shawarma para un hombre sin hogar y su perro en una fría noche de invierno. En aquel momento, parecía un simple acto de bondad. Pero cuando me pasó una nota que insinuaba un pasado que había olvidado por completo, supe que no era un encuentro cualquiera.

Trabajaba en una tienda de artículos deportivos en un centro comercial del centro. Después de 17 años de matrimonio, dos adolescentes e innumerables turnos nocturnos, pensé que nada podría sorprenderme. Pero la vida es así de curiosa.

Woman in her late 30s working in a sporting goods store while wearing winter clothes | Source: Midjourney

Ese día había sido particularmente duro porque los compradores navideños exigían reembolsos por artículos que claramente habían usado. Además, una caja registradora se atascaba constantemente, y mi hija, Amy, me había escrito diciendo que había reprobado otro examen de matemáticas. Definitivamente, tuvimos que pensar en contratar a un tutor.

Todas estas cosas me rondaban la cabeza al terminar mi turno. Peor aún, la temperatura había bajado a niveles gélidos. El termómetro fuera de la tienda marcaba -2 °C.

El viento aullaba entre los edificios, lanzando papeles sueltos por la acera mientras salía. Me ajusté el abrigo, soñando con el baño caliente que me daría en casa.

Woman in her late 30s tightening her winter coat on the street | Source: Midjourney

De camino al autobús, vi el puesto de shawarma que llevaba allí casi tanto tiempo como yo trabajando en la tienda. Estaba entre una floristería cerrada y una tienda de conveniencia en penumbra.

El vapor subía de la superficie metálica de la parrilla al aire cálido. El aroma a carne asada y especias casi me hizo parar. Pero el vendedor no me cayó especialmente bien. Era un hombre corpulento con arrugas de expresión permanentes.

La comida estaba buena, y podías conseguir tu shawarma en dos segundos, pero hoy no estaba de humor para estar de mal humor.

A shawarma stand with a vendor working on a cold snowy windy day | Source: Midjourney
 

Pero aun así me detuve al ver a un hombre sin hogar y a su perro acercándose al puesto. El hombre, de unos 55 años, parecía tener frío y mucha hambre mientras miraba la carne que giraba.

El hombre llevaba un abrigo fino, y el pobre cachorro no tenía pelo. Me partí el corazón por ellos.

“¿Vas a pedir algo o te quedas ahí parado?”, me sobresaltó la voz aguda del vendedor.

Observé al hombre sin hogar armarse de valor. “Señor, por favor. ¿Un poco de agua caliente?”, preguntó, encorvado.

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