Durante una discusión en la carretera, mi esposo me echó del auto a 50 kilómetros de casa – El karma tuvo la última palabra

Una escapada de fin de semana se convirtió en una pesadilla para Gabriela cuando los celos de su marido se descontrolaron y él la dejó a pie a 50 km de casa. Lo que ella no sabía era que el karma estaba a punto de darle un giro sorprendente que cambiaría las tornas y le devolvería su sentido de la justicia.

 

Hola, soy Gabriela. Mi esposo, Samuel, y yo acabamos de regresar de lo que se suponía que iba a ser una maravillosa escapada de fin de semana. Llevamos diez años casados. La mayor parte del tiempo, nos llevamos muy bien. Pero a veces, las cosas se ponen tensas. Este fin de semana, todo empeoró.

Una pareja discutiendo en un automóvil | Fuente: Pexels

Volvíamos en coche de un pueblecito encantador donde habíamos pasado dos días. El sol brillaba y habíamos visitado lugares encantadores. Disfrutamos de pintorescos cafés, hermosos parques e incluso de un paseo en barco. Nos pareció una escapada perfecta de nuestras ajetreadas vidas. Samuel parecía feliz, y yo estaba encantada de verlo relajarse para variar.

Lo pasamos de maravilla, hasta el último día. Comimos en un restaurante acogedor. Nuestro camarero era amable, quizá demasiado, según Samuel. Empezó a hacer comentarios sarcásticos sobre la atención del camarero. Yo me reí, pero el humor de Samuel cambió.

Una pareja en una cita en un restaurante | Fuente: Pexels

“¿Por qué estaba tan interesado en ti?”, preguntó Samuel mientras caminábamos hacia el automóvil.

“Creo que sólo hacía su trabajo”, respondí, tratando de mantener las cosas ligeras.

Samuel no dijo mucho mientras entrábamos en el automóvil. El viaje a casa fue tranquilo al principio. Me quedé mirando por la ventanilla, intentando disfrutar de los últimos momentos de nuestro viaje. Pero podía sentir la ira de Samuel cociéndose a fuego lento a mi lado.

Hombre enfadado en el automóvil | Fuente: Midjourney

Al cabo de una hora de viaje, Samuel habló por fin. Su voz era fría. “He visto cómo lo mirabas”.

Suspiré, sintiendo que se me formaba un nudo en el estómago. “Samuel, no lo miraba de ninguna manera especial”.

Aferró con más fuerza el volante. “¡Dudo que te hubieras contenido a la hora de flirtear si yo no estuviera cerca!”.

Aquel comentario me dolió. Me volví hacia él. “¿Cómo puedes decir eso? ¡Nunca te engañaría!”.

Mujer triste en el automóvil | Fuente: Midjourney
 
“Pues sí que tenías una forma graciosa de demostrarlo”, replicó.

Me dio un vuelco el corazón. “Estás siendo ridículo. Sólo era un camarero, haciendo su trabajo”.

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